martes, 10 de julio de 2012

LOS LIBROS DE LA BIBLIA





El APOCALIPSIS o REVELACION DE JUAN

¡Hemos llegado al final de esta gran travesía a través de la Biblia! Abramos el último libro: el Apocalipsis, fascinante y misterioso. Rico de símbolos y de experiencias religiosas, todo invita a adentrarse en él para descubrir un mensaje escondido.
La palabra Apocalipsis procede de un término griego que significa retirar el velo, descubrir el misterio que hay detrás de una persona, una cosa o un acontecimiento. Por tanto, en el Apocalipsis Dios quiere revelarnos algo.

El Apocalipsis es como un gran resumen de la Biblia. Allí se encuentran temas de los profetas, de los sabios, de los Evangelios y de las epístolas. El Apocalipsis describe la lucha que todo cristiano tiene que entablar contra las potencias infernales, para poder recibir al final la corona de la vida que no se marchita. La victoria es segura para quienes luchan con Cristo. Los destinatarios del libro son los cristianos perseguidos, para así alentarlos en la lucha. Cristianos amenazados por la persecución y por la seducción, con el consiguiente riesgo de muerte y de deserción. (22 capítulos). Escrito en el 96 d. C.

Características literarias


Carácter simbólico : san Juan les habla en símbolos, porque es mensaje de un prisionero a un pueblo cristiano terriblemente perseguido; era, pues, necesario usar para todo un lenguaje especial de símbolos y claves que los cristianos sí entendieran, pero no los perseguidores. Veamos algunos de estos símbolos:

El 6: es algo imperfecto; impotencia para llegar a 7. Por eso, la bestia enemiga de Cristo se llama 666, o sea, la que nunca logra llegar a la perfección en nada.
El 7: es un número que significa perfección, algo completo.
3 y medio: o sea la mitad de 7: es señal de algo que dura poco y luego pasa. Así las persecuciones de los buenos duran 3 y medio de años.
1.000: es el número inmenso, indefinido.
Gran Dragón: Satanás.
Las bestias: los enemigos de Dios, muy poderosos y se encuentran en todas partes. Pero al final son derrotados. Hay dos bestias: la primera es el Imperio Romano, con sus autoridades (10 cabezas) y su mucho poder (siete cuernos), pero también es personificación de todo poder humano y político que oprime a la Iglesia. La segunda bestia es un falso cordero, o personificación de las falsas doctrinas y falsas religiones o falsos maestros que seducen a la gente.
La mujer es la Iglesia. La tradición ve también en ella a María.
Una estrella significa un ángel.
Un candelabro representa una iglesia particular.
Las siete lámparas de fuego evocan a los 7 espíritus de Dios. Parecerían los mismos de Tobías 12, 5. San Victorino, cuyo comentario es el más antiguo de los escritos en latín, ve en estos siete espíritus como en las siete lámparas (4, 5), los dones del Espíritu Septiforme.
Los 7 cuernos y 7 ojos del Cordero: indican plenitud de poder (cuernos) y perfección de ciencia (ojos).
El libro es la misma historia humana, que esconde dentro de ella el designio misterioso de Dios sobre los acontecimientos.
Los cuatro caballos: los caballos, rojo, negro y verde, indican las grandes plagas de la humanidad: la violencia, la injusticia social y la muerte, con todos los males que acarrean. Y el caballo blanco representa a Cristo resucitado que combatirá y vencerá a esos otros caballos.
Los siete sellos: el quinto sello son los mártires que piden justicia por su sangre derramada. El sexto sello indica la llegada del gran día de la cólera de Dios sobre las divinidades paganas (astros) y la derrota de la maldad (los poderosos). El séptimo sello con las siete trompetas que anuncian solemnemente la presencia de Dios en la historia, que va destruyendo todas las fuerzas del mal y propiciando la conversión de los hombres.
Los ciento cuarenta y cuatro mil: son el resultado de multiplicar las doce tribus de Israel por doce, y luego por mil que es la cifra de la historia de la salvación. Esta cifra representa a los cristianos que han sido marcados por el sello indeleble del bautismo y que gozan de una especialísima protección divina.
Los 24 ancianos: son las 12 tribus de Israel más los 12 Apóstoles del Cordero; representan la totalidad de los Santos que han intervenido activamente en la historia de la Salvación.
Los cuatro seres vivientes: (león, toro, hombre, ángel): significan el mundo de las criaturas, que Dios domina y que están al servicio del Todopoderoso. La tradición de la Iglesia ha visto siempre en estos cuatro vivientes los símbolos de los cuatro evangelistas: Marcos (león), Mateo (hombre), Juan (águila) y Lucas (toro).
666: es la bestia más cruel. Según las reglas de la simbología de número, leído en caracteres hebraicos, este número corresponde a Nerón César. La cifra no es 777, es decir, crueldad total, sino 666, eso se refiere a una violencia cruel, pero no total.
Los tres ángeles: son los predicadores del Reino de Dios, los profetas, los misioneros, que anuncian conversión. Son los heraldos de Dios que anuncian el juicio sobre la historia humana.
Babilonia, la prostituta. Directamente es Roma y el Imperio Romano. Pero también es todo poder político que se opone al plan salvífico de Dios en Cristo. Las 7 cabezas son las 7 colinas de Roma y sus 7 emperadores; el sexto es Nerón y el séptimo es Domiciano.
Los tres espíritus inmundos en forma de sapos: son los mensajeros de la trinidad infernal, en contraposición de la Trinidad celeste, y actúan como sapos en las tinieblas y clandestinamente.
Gog y Magog: es el proverbial símbolo de todas las potencias hostiles al pueblo de Dios, las cuales combaten a la Iglesia con poderes terrenales, animados por Satanás.

San Juan quiere quitar el velo y revelar el significado de la historia, de los acontecimientos que están pasando en la vida del hombre y de la Iglesia; y, por otra, quiere alertar a los cristianos a mantenerse firmes, a no desalentarse a pesar de las persecuciones, pues el triunfo de Cristo va a llegar. El Apocalipsis es como un sonar de trompetas y tambores que anuncian el más grande de los combates y la más espectacular de las victorias: la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal.

El centro de todo el libro es Cristo Jesús: su mensaje, sus luchas, sus amigos, sus adversarios, el inmenso triunfo que va a obtener. Viene presentado como el Cordero degollado, como un Jinete en un caballo blanco, como el Hijo del hombre lleno de inmensa majestad. Así viene descrito:

Con larga túnica, porque es sacerdote.
Con cinturón de oro, por ser rey.
Con cabellos blancos, porque es eterno.
Con pies de bronce, porque es inconmovible y muy firme.
Con siete estrellas en la mano, porque gobierna todas las iglesias.
Con su lengua que es espada afilada, o sea su Palabra penetra hasta los corazones. Esa lengua dice: “Fui muerto y ahora estoy vivo”.
Trae para cada uno de sus amigos una recompensa, proporcionada a las buenas obras que cada uno haya hecho.

CONCLUSIÓN: El cristiano tiene que leer el Apocalipsis no en busca de fechas del fin del mundo, ni del número de cuántos se salvarán...porque el libro bíblico no da ningún dato al respecto. El cristiano lee el Apocalipsis como Palabra de Dios que lo quiere alentar en los momentos de prueba, de pesimismo, y encontrará en este maravilloso libro inspirado una gran esperanza de la victoria del bien, de Cristo, y una invitación a mantenerse fiel al Señor y al testimonio de su fe. Hay que leer este libro, no con prisa, sino lentamente, intercalado de profundas pausas y atentos silencios. Es preciso comprender el contenido del símbolo desde la situación concreta que el lector está viviendo: de su historia personal, de la comunidad cristiana, de la Iglesia, de los hombres. Es preciso contrastar el símbolo con la historia. De lo contrario quedará en pura ficción desencarnada, sin ese poder que encierra para iluminar y orientar nuestra marcha por el mundo hacia la eternidad de Dios. El Apocalipsis no es un libro fácil, ni está escrito para gente curiosa; es la respuesta divina al grito de la humanidad y al perseverante testimonio de la fe de la Iglesia.

(Recopilado de la Biblia y mis apuntes del Seminario Catequístico)



No hay comentarios.: