Conocer para amar
El principio de la sabiduría es conocerse a sí mismo, porque de la plenitud del conocimiento propio, resulta la riqueza de la persona en unidad de visión y en profundidad de carácter
"Conócete a ti mismo" era y es la primera lección y la ultima meta de la eterna sabiduría.
¡Y cuanto más verdad es esto tratándose de Jesús...!
Conocerlo a Él es crecer en sabiduría con Él. Al ser tan insondable su personalidad, llena nuestra vida con su búsqueda y enciende nuestro interés con la sorpresa creciente de su revelación inacabable. Seguir a Jesús con cariño y reverencia, en el descubrimiento gradual de su propia persona a lo largo de sus años de vida entre nosotros; he ahí la noble tarea y la definición misma del cristiano.
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