Te llama por tu nombre
Seas quien seas. Dios se fija en ti a título individual.
Te llama por tu nombre. Te ve y te comprende tal como te hizo.
Sabe lo que hay en ti, conoce todos los pensamientos y sentimientos que te son propios, todas tus disposiciones y gustos, tu fuerza y tu debilidad.
Te ve en tus días de alegría y también en los de tristeza.
Se solidariza con tus esperanzas y tus tentaciones.
Se interesa por todas tus ansiedades y recuerdos, por todos los altibajos de tu espíritu.
Ha contado hasta los cabellos de tu cabeza y ha medido tu estatura.
Te rodea con sus cuidados y te lleva en sus brazos; te alza y te deposita en el suelo.
Ve tu auténtico semblante, ya esté sonriente o cubierto de lágrimas, sano o enfermo.
Vigila conternura tus manos y tus pies; oye tu voz, el latido de tu corazón y hasta tu respiración. Tú no te amas a ti mismo más de lo que Él te ama.
Jhon Henry Newman
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